«Abandonando el EGO comienzan los milagros»
Cuando vives a través del ego, siempre reduces el momento presente a un medio para un fin. «La imagen de víctimas que algunas personas tienen de sí mismas es tan fuerte que se convierte en el núcleo central de su ego. El resentimiento y los agravios forman parte esencial de su sentido del yo», decía Tolle.
Además de ofrecer todas sus habilidades de comunicación, el mediador debe lograr la autoridad moral legitimando a las partes y sus historias. Un mediador asume el compromiso de equilibrar el encuentro, dando a cada uno lo que necesita, ocupándose de las emociones, prestando atención al contenido y a la relación, controlando el intercambio de mensajes y apoyando el diálogo entre las partes. El mediador no trabaja con la transmisión del saber, sino con la mediación del saber. No compite, sino que coopera. Poco a poco un mediador va contagiando a los demás provocando el cambio cultural.
Compartimos el artículo, titulado: «El ego… no sirve para mediar» , de nuestro buen amigo Javier Ales, quien nos tiene acostumbrado a excelentes reflexiones las cuales nos ayudan a seguir dando pasos en el apasionante mundo de la Mediación y la Conciliación profesional.
Una vez aprendí que para gestionar un conflicto los mediadores debemos cuidar mucho que las personas enfrentadas si llegan a un acuerdo, se hagan “acreedoras del éxito” obtenido, eso garantiza un buen trabajo y quizás el cumplimiento duradero de lo acordado y rápidamente me vino a la mente que puede ocurrir con los mediadores protagonistas, con aquellos que fueron formados para el éxito. Aquellos que por encima de todo tienen el “ego”. Alguien con problemas de “ego” dicen que suele ser desagradable, egoísta, maliciosa, destructiva, tiende a juzgar negativamente a los demás. El ego… carece de humildad, la humildad necesaria para trabajar en esta profesión y sobre todo para que te legitimen en los procesos.
Dicen los expertos que las personas que viven dominadas por el ego están engañadas, se creen superiores y no dejan sacar lo mejor de uno mismo para ponerlo a disposición de los demás, es una demostración de cómo “le gustaría ser” más que de “como es en realidad”.
Esta máscara necesita halagos, aprobación de los demás, necesita tener el control de las situaciones y personas, quiere tener el poder porque en lo más profundo de su ser hay miedo, una persona deja de ser sencillo para ser “el héroe de cualquier batalla”
Muchas veces por lo que has sobrevivido… otras por lo que los demás dicen de ti para adularte… otras por los premios y reconocimientos que recibes y las menos, por lo que piensan de ti a quien tienes a tu alrededor. Tener la suerte de tener a tu lado a alguien que simplemente te quiere por lo que eres y no por lo que aparentas ser, debe ser tu referencia para dominar tu ego y así, poner tu experiencia y tu trabajo al servicio de los demás, porque si además eres mediador o mediadora, debes ser humilde en tu trabajo.
Una persona que tiene una autoestima verdadera no tiene miedo a explorar lo desconocido, porque las desaprobaciones de los demás las acepta y no le molestan, aprovecha para aprender de lo que sale mal, sin dañar su valía personal.
El ego se alimenta la mayoría de las veces de lo que los demás piensan de ti, por eso es tan importante “sobresalir” y que en el caso de que algo no te guste… atacar. Y aquí es donde me paro a una pequeña reflexión que muchos amigos mediadores piensan, pero no nos atrevemos a decir. ¿Por qué tanto ataque entre mediadores, entre escuelas, entre estilos, entre formaciones? Quizás porque nos dimos cuenta que… ¿no servimos para mediar en los conflictos? Es difícil aceptarlo, inversiones de tiempo, personales, económicas…que quieren “alimentar nuestro ego” y lo que de verdad necesitamos es bajarnos de él.
Deja que tus emociones te lleven al camino correcto; los protagonistas son ellos, los mediados, los que se encuentran en un callejón sin salida; aquellos que acuden a ti, pero para que tú les devuelvas ese poder de decidir en sus vidas y que el conflicto se los quitó; no quieras ser tú el protagonista. Acompáñalos.
Hace poco escribía sobre la felicidad y de verdad no necesitas del “ego” para ser feliz. Solo necesitas hacer de lo sencillo… algo extraordinario, al final del camino todos somos iguales. Elimina de tu mente la necesidad de ganar o de tener razón.
Les aseguro que “todos llevamos dentro a una gran persona que merece mucho la pena conocer”, no dejes que el ego te saque de la mediación.